viernes, 29 de abril de 2011

Los pezones y Mr. Hyde

Lo mío con los pezones es de diván. 

Dentro de mis competencias de mamón emepedernido los pezones ocupan una categoría de honor. Son la delicatessen del chupeteo y la quintaesencia de la perversión freudiana.

Tener una polla metida en la boca me convierte en un maricón rotundo e innegable que goza de modo basto y explícito de su sexualidad. Siento si hiero sensibilidades con mi llaneza de lenguaje, pero para mí el sexo entre dos tíos no es natural. Pero es la perversión del acto sexual una parte importante de lo que me pone como una moto cuando follo.

Por su lado, usar la lengua para juguetear con un pezón ajeno desencadena toda una serie de mecanismos mentales que convierten mi condición de desviado sexual en una mera anécdota. Mi mamá a lo mejor me perdonaría si pudiera leer mi mente cuando felo a un señor. Pero seguramente caería fulminada si pudiera empatizar con mi estado si le chupara los pezones a ese mismo tipo.

Lo jodido es que generalmente es al revés. Quiero decir, que es el dueño de los pezones el que nota un gustito muy rico cuando tiene a alguien haciéndole un trabajo en las tetillas.

La mandíbula inferior proyectada hacia adelante. Los labios entreabiertos (unos morros estupendos, el cabrón). Los ojos cerrados y las mejillas con un hermoso rubor. No conforme con encenderme con esta posición de puro placer pezonero, el muy hijo de la gran puta encima exhibe una barba romana repuntada de canas y un pechazo de cagarse.

Nada que ver, por ejemplo, con esta pantomima de peli porno:


Bueno, pues no. Que me coman los pezones a mí me da un poco igual. Claro que está bien. Pero no deja de ser una zona más que chupetearme en la inmensidad de mi cuerpo chupable. Mi interruptor está más abajo.

A mí lo que me va es colgarme de un pezón. Obviamente, cuando coincido con un hombre de extrema sensibilidad en esa zona es un bingo sensacional. También sirven tíos que se han currado las tetillas hasta tener dos trozos de caucho a prueba de mordiscos. Por eso he acabado desarrollando un sexto sentido para los tíos con aberraciones de este calibre:



Al fin y al cabo, cuanto más consistente es el juguete, más recorrido tiene la rutina hedonista de mi lengua. Y sí, no lo voy a negar, más reminiscencias de la fase oral freudiana que tiene todo el asunto. Desviaciones...

Pero lo que suele desquiciar a mis amantes no es el hecho de follar con alguien que aparentemente no haya superado la fase del biberón. Lo complicado es que mi momento favorito para jugar a los bebés es fuera del acto sexual. En momentos valle, postcoitales o, directamente, cuando no hay ningún contexto sexual. Ha habido parejas que se han agobiado literalmente de mi alta voracidad sexual, confundiendo el lametón pezonil con un disparo de salido del enésimo polvo semanal. Otras, se han horrorizado por la regresión mental de un tiarrón como yo que, con el culo reventado y la polla en carne viva, se pone a succionar mamella como para pasar el rato.

Yo no sé si es grave o qué. Pero me lo paso muy bien, la verdad.






5 comentarios:

  1. me ha gustado el tema pezones,se publica muy pocas fotos de pezones de hombre; tengo unos pezones grandes como 2 pitones ,pero muy pocos tios ,con los que he estado, les atrae mis tetillas les da igual y yo lo paso mal porque precisamente es lo que me mantiene la ereción que me los chupen o pellizquen, ....en horabuena por lo publicado

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    1. Ay, Anónimo... Desatendí el blog por demasiado tiempo... Pero si sigues ahí... ¡ven a mí!

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  2. Me gustaria saber como subir una foto mia, no tengi facebock

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  3. Seguro que nos compenetrariamos de la hostia,. Me ecanta que me los coman, muerdan, pellizquen ufffffffffff me pone a 100000000000. Me corro vivo.
    jomedi1@hotmail.com

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