Torso perfecto
Ya avisa el bueno de Conrado en el post de donde tomé prestada esta foto que le encantan todos los torsos que aparecen en él. Pues sí... ¡Sí! Me fascinan estos torsos a medio camino entre el músculo y la grasa. Evocan un pasado de potencia física y deportes dinámicos al mismo tiempo que hacen evidente un presente de metabolismo bajo y tapas con los amigos. Este es un tema delicado de explicar, pero una de las cosas que más me excita de los hombres maduros es precisamente pillarlos en su declive físico. Comparando, claro, con el arquetipo de la sociedad. Porque a ver quién le dice a este hombre que su cuerpo está en declive...
Estos cuerpos en los que el vello delimita claramente las diferentes zonas (pectoral izquierdo, pectoral derecho, vientre) me obsesionan. En este caso, el vello subraya una incipiente barriga que me cuesta dejar de mirar para ponerme a escribir.
Rostro afable
La impoluta blancura de su barba y esa sonrisa me desarman. Es la sonrisa del padre de la novia. La sonrisa del profe de música. La cara del director del coro. Es el padre de mi mejor amigo. ¿Qué demonios hace, entonces, desnudándose frente a mí?
Detalles sórdidos
Ya sabéis que estas cosas de romper lo convencional me enloquecen:
Lote completo de oros: no sólo la cadena que lo ha llevado hasta mí, sino que además lleva anillazo, pulseraza y relojazo. Nadie de mi generación va tan cargado. La de mis padres sí: hombres casados que le dan un valor sentimental a cada una de estas piezas. La que viene después de mi también: macarras adolescentes que se recubren de oros para parecer... algo.
Moreno paleta: sobre todo evidente en las piernas. Adorable.
Ropa de hombre casado: el hecho que se deje fotografiar con los calcetines es significativo. La camisa que sostiene en una mano, también. Pero los slips comprados por su esposa en un pack de 5 es algo que me pone del revés de un modo violento y animal.
El entorno: lo cutre de la habitación y su mobiliario empuja mi mente al familiar entorno de los apartamentos por horas. A los amantes que buscan hueco. ¿En qué otra circunstancia haces fotos mientras te desnudas para follar? Le haces fotos a tu plato de pasta si te escapas de vacaciones a Italia. Por la novedad. Porque sabes que no sabes cuándo podrás volver. No cuando haces en tu casa los spaghetti de cada jueves.
Esto es la perfección
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