miércoles, 29 de septiembre de 2010

Huelga general

¡Hoy no trabaja nadie!

Ni los obreros de la construcción...
Huelga de cascos caídos
...ni los mécanicos...
Bueno, llámalo mecánico, llámalo lo que sea.

...ni tu contable...
"Hoy sólo cuento mis pezones. ¿Ves? Uno, dos"
...ni los masajistas.
¡Que trabaje el de la camilla por una vez!
 Incluso algunos policías se muestran solidarios con la huelga.
Los contables y los polis no están tan lejos como pensamos
¡Si es que incluso pidieron a los abuelos que hicieran huelga!
"¿Cómo se atreven a pedirme que no cuide de mi nieto?"

lunes, 27 de septiembre de 2010

Combo fetish

¡Qué gusto da cuando se combinan varios elementos de los que más te gustan!


PATAS ARRIBA + RIMMING
+ barbas + calvos + manos...

RIMMING + CALVOS

PATAS ARRIBA + CADENAS
+ piercing + vello...

domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Quién es este chico?

En mis paseos por los bloges vecinos he descubierto una cara que me perturba.
Eso es cara de comer polla y lo demás, tonterías. La foto tiene una composición casi pictórica. 

Mi profesora de Historia del Arte diría que al disponer el miembro viril en diagonal se consgue un efecto dinámico, que se acentúa con la colocación del resto del cuerpo del mamado. Al mismo tiempo, el trazado poderoso de la arruga de la mejilla del mamador transmite un dramatismo en la imagen muy vivo. En el mismo sentido, la negrura de la boca ribeteada por unos finísimos labios hacen más patente la tensión del momento.

(Vamos, que el muy cabrón se está comiendo el pollón de su vida)

Lo forzado de la boca causa un peculiar desplazamiento en todo el rostro. Se acentúa la nariz y se separan las fosas nasales (ésta es una peculiar fijación mía por la personalidad de las narices). Se cierran los ojos y se frunce el ceño, haciendo más patente el avanzado estado de calvície del individuo (de nuevo, mejor para mí).

También se ha trabajado muy mucho el efecto contraste: la rotunda virilidad de la línea que dibuja la incipiente barba del mamón nos conduce a una tierna oreja. En el fondo es como un conejito, que agacha sus orejitas cuando está a gusto.

Si esta imagen fue un flechazo a primera vista, la siguiente amplió mi admiración por este hombre:
Éste es uno de esos casos en los que cuatro pelos bien puestos (literalmente, cuatro) marcan la diferencia. El mismo grado de musculación en un torso depilado haría que me diera muy igual todo. 

De hecho, creo que esta imagen puede generar controversia. Es un claro ejemplo de cómo el porno comercial puede suavizar a un tío con evidentes muestras de una tendencia escandalosa al cerdeo puro y duro. La capa de aceite y la iluminación amable resaltan una importante musculatura pero dejan en segundo plano el vello del individuo y hasta su tatuaje masivo de macarra (aunque eso es otro punto a mi favor, porque no me ponen nada). Incluso se han atrevido a podarle la entrepierna al muchacho, dejándole un pubis ciertamente aburrido pero unos cojones casi esculpidos. Me estoy aficionando realmente a estos de los cojones.

Pero a lo que iba: la cara de cerdo del tío. 

Ser actor porno es duro porque necesitas tener tu cuerpo afinado en todo momento. Desde el pectoral hasta la polla, todo tiene que estar duro y colocado en su justo momento. Con la concentración y el esfuerzo, la mayoría olvida interpretar su papel y dejarse de coreografías. Algunos lo intentan pero fracasan, ofreciendo sobreactuaciones cómicas.

Por eso me gustan tanto tipos como éste. Capaces de poner genuinas caras de comepollas o de follabocas. Realmente no sé ni su nombre ni de qué peli han sacado estas fotos. Así que apelo a la sapiencia de las masas de Internet para que me den noticia de su paradero:
SE BUSCA
De activo o de pasivo

sábado, 25 de septiembre de 2010

Hombres encadenados: bonus track

De entre las imágenes que barajé para la entrada sobre los hombres con cadenas y colgantes, hubo uno que me encendió especialmente. Una de esas imágenes en que absolutamente todos los elementos se mezclan para impactar en el lado más cerdo de mi mente:

Torso perfecto

Ya avisa el bueno de Conrado en el post de donde tomé prestada esta foto que le encantan todos los torsos que aparecen en él. Pues sí... ¡Sí! Me fascinan estos torsos a medio camino entre el músculo y la grasa. Evocan un pasado de potencia física y deportes dinámicos al mismo tiempo que hacen evidente un presente de metabolismo bajo y tapas con los amigos. Este es un tema delicado de explicar, pero una de las cosas que más me excita de los hombres maduros es precisamente pillarlos en su declive físico. Comparando, claro, con el arquetipo de la sociedad. Porque a ver quién le dice a este hombre que su cuerpo está en declive...

Estos cuerpos en los que el vello delimita claramente las diferentes zonas (pectoral izquierdo, pectoral derecho, vientre) me obsesionan. En este caso, el vello subraya una incipiente barriga que me cuesta dejar de mirar para ponerme a escribir.

Rostro afable

La impoluta blancura de su barba y esa sonrisa me desarman. Es la sonrisa del padre de la novia. La sonrisa del profe de música. La cara del director del coro. Es el padre de mi mejor amigo. ¿Qué demonios hace, entonces, desnudándose frente a mí?

Detalles sórdidos

Ya sabéis que estas cosas de romper lo convencional me enloquecen:

Lote completo de oros: no sólo la cadena que lo ha llevado hasta mí, sino que además lleva anillazo, pulseraza y relojazo. Nadie de mi generación va tan cargado. La de mis padres sí: hombres casados que le dan un valor sentimental a cada una de estas piezas. La que viene después de mi también: macarras adolescentes que se recubren de oros para parecer... algo.

Moreno paleta: sobre todo evidente en las piernas. Adorable.

Ropa de hombre casado: el hecho que se deje fotografiar con los calcetines es significativo. La camisa que sostiene en una mano, también. Pero los slips comprados por su esposa en un pack de 5 es algo que me pone del revés de un modo violento y animal.

El entorno: lo cutre de la habitación y su mobiliario empuja mi mente al familiar entorno de los apartamentos por horas. A los amantes que buscan hueco. ¿En qué otra circunstancia haces fotos mientras te desnudas para follar? Le haces fotos a tu plato de pasta si te escapas de vacaciones a Italia. Por la novedad. Porque sabes que no sabes cuándo podrás volver. No cuando haces en tu casa los spaghetti de cada jueves.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Hombres encadenados

Comentaba el otro día que me atraen los hombres con metales añadidos. El piercing no es más que una forma elaborada de este tema. Su versión más asequible es la cadenita:
La pulserita ya me mola menos
Mi teoría al respecto es que esta fijación nace en mi mas tierna adolescencia, cuando el material con el que fabricaba mi mitología erótica eran los padres de familia. La cosa funciona de modo similar a cómo los heterosexuales se ponen cachondos al ver un escote o una falda más corta de lo normal. Para mí era un acontecimiento sexual que un hombre llevara la camisa lo suficientemente desabrochada como para dejar asomar algo de vello. 

Las cadenitas y medallas se convirtieron en mis cómplices en estas incursiones espía en el terreno de los machos. Es como si el perfil de hombre que usa algún tipo de colgante tuviera ya predisposición a desabrocharse un botón extra de la camisa. Y a ser velludo. Aunque posiblemente sólo recuerdo la marca que dejaron los peludos. Ya no sé dónde acaba la verdad y empieza la fantasía.

Esta foto parece sacada directamente de mi infacia. En el camping. Con el tío Ricardo dejándose ver de un modo absolutamente sexual para mi mente a medio formar. Siempre me han hecho gracia esas asociaciones de padres que velan por la moral de sus hijos y censuran actores y cantantes por sus actitudes. ¡Si seguramente el niño se ponga mucho más cachondo viendo a su padre en la playa!

Quizá ahora este modelo de atraccion masculina parezca horrible. Pero era lo que tenía en esa época. Ahora estas cosas se han sofisticado y los tíos Ricardos que de verdad me ponen son como éste:
La cadena se convirtió, entonces, en mi primer fetiche sexual. Era un símbolo que lo reunía todo:

Mirilla a lo oculto, que me permitía explorar en la sexualidad de otros hombres. Como ya digo, eran como un hito indicador de un pecho sexy, generalmente peludo.¡Quién fuera cruz para confundirse con esa mata de pelo!

Báculo de autoridad del macho alfa, líder de la manada. En una época en que para mí ser activo y dominante era lo mismo. Las cadenas eran uno de esos estímulos que me colocaban siempre en el lado pasivo de la relación. Una consecuencia del despliegue de poder físico del macho follador es el bamboleo salvaje de su colgante, que golpea rítmicamente ese pecho que yo amo.

Signo evidente de perversión. El colgante recurrente en este país es la cruz. Otros llevan la medalla de la Virgen. No me excita el valor religioso en sí mismo, realmente. Pero sí el hecho de que alguien que muestra este tipo de convicciones sea capaz de romper unos cuantos mandamientos de un certero golpe de polla en mi culo.

Luego, con la globalización, llegaron los machos americanos a nuestras vidas. Con nuevos abalarios de significado más laico y físicos mucho más poderosos:
¡Señor, sí, Señor!
¡Bienvenidos sean! Para mí el valor de la cadena es simbólico antes que estético. Siempre hay momentos en que hasta el fetiche más potente alcanza un punto ridículo que te quita la libido. Pero, en general, no le hago ascos a nada.
Ejemplo de chico tirando a joven para mi estándar, con una cadena ridículamente larga y que tiene que trabajar sus posados para la cámara. Pero, joder, quiero que me folle una y otra vez.
Rafa Mora pasado de vueltas, que si realmente viviera en España sería un cani. Pero yo no sabría decirle que no (suponiendo que él me dijera que sí).
Esta entrada ha sido realizada como respuesta a un par de reflexiones de mi hermano Conrado. Fuimos separados al nacer y ahora nos hemos encontrado en el cyberespacio. 

El nivel de coincidencia de nuestros fetiches y fijaciones es, a veces, tan brutal que me quedo sin temas de los que hablar porque creo que ya los ha cubierto él. Como en este caso, en el que él ya había expuesto su opinión sobre el tema de las cadenas.

Así que he tomado algunas de las mismas imágenes que usó él para construir mi entrada, como homenaje. He perdido la exclusiva de hablar de fetiches en la red, pero he ganado la complicidad que da precisamente no verte como un bicho raro en un mundo de sexo plastificado.

Os animo a leer su punto de vista, que es algo menos freudiano que el mío. A él le gustan ciertos tipos de cadenas pero abomina completamente de otras clases. ¡Disfrutadlo!

lunes, 20 de septiembre de 2010

Babeamos los dos

Ahora que ya os he presentado varios de mis fetichismos, es momento de ofreceros imágenes que me ofrecen estimulaciones simultáneas de mi inquieta libido.
Os recomiendo hacer click para ampliarla
 Ya sabréis que esa polla enorme y venosa es de lo que menos me dice de la imagen. Aunque ocupe el centro de la imagen y esté mejor enfocada. Demasiado obvia.

¿Qué es lo que me excita, pues? Recitad conmigo:

Manos
La que me ofrece su polla tiene, además, un anillo. Y la otra juguetea cerdamente con un...

pezón
Me vuelve loco tanto el que está siendo torturado, oculto a nuestra vista como el que está orgullosamente erecto al lado de la...

corbata
Un ejecutivo cerdaco, que enseña su rabo erecto al público. ¡Cabrón!

Bonus track: perilla
Una perilla recortada para encajar perfectamente entre las suaves nalgas de un chico como yo.

Pero si esta imagen sola ya me hace volar, la siguiente es que me pone en órbita:
Ahora sí que ese rabazo se ha ganado todo el protagonismo gracias a esa turbadora gota de líquido preseminal. En mis sueños, la punta de lengua se estira a cámara lenta para ir su encuentro.

Pero otro elemento que me inquieta son esos dientes de depredador que le han aparecido de repente. Es uno de esos detalles absurdos y sin relación directa al sexo que me condicionan definitivamente para el sexo: no quedaría satisfecho si no caigo de rodillas ante este macho y le ofrezco la carnosidad de mis nalgas para que las desgarre con su boca y me hinque su miembro viril.

El caso es que estoy seguro de que este tío es uno de esos actores de porno que corren por la red pero no lo ubico. ¡Maldita sea!

martes, 14 de septiembre de 2010

Los cojones

¡Cojones!

He caído seducido por un par de cojones.

Estos cojones:
No os he contado sobre mis fijaciones sobre los testículos de mis hombres porque nunca la he tenido. Pero estoy dispuesto a postrarme a venerar este símbolo de masculinidad, fertilidad, poderío y lo que queráis. 

Ese pliegue de piel que los divide me inflama. Ahora mismo muevo la lengua dentro de mi boca en un acto reflejo, queriendo reseguir esa línea incluso en la distancia.

Nunca pensé que la ausencia total de pelo me excitaría de este modo. Pero debo reconocer que este hermoso par de bolas no sería tan bello y accesible con una mata estorbando.
En serio: no es sólo el tamaño. Esa textura, el color... Esta foto es literalmente DESEO. Deseo de lamer, de chupar, de meterlos en mi boca. ¿Me cabrán ambos a la vez? Por una vez la polla no es protagonista. Le ha salido un poderoso robaplanos. Aunque verla ahí aprisionada, cohibida, también resulta extrañamente excitante.
Liberado de cadenas y ataduras, el deseo explota: ganas de mamar esa polla. De recorrerla infinitas veces arriba y abajo. De ese capullo desafiante a unos hermosos cojones que a esas alturas ya serían íntimos de mi lengua. Mamar y chupar, detenido en ese momento, como si no hubiera un después. Tener esa polla explorando mi interior mientras esos cojones rebotan en la puerta trasera de mi cuerpo es sólo una posibilidad. Una de tantas excitantes y maravillosas posibilidades.

¿El culpable de haberme seducido? Un señor que anda muy cerca y al que le doy las gracias por haberme dejado volar un rato de su mano. Bueno... quizá no exactamente de su mano...




domingo, 12 de septiembre de 2010

sábado, 11 de septiembre de 2010

Marco de Brute

No es que lo diga sólo yo. Es que ésta es la página web de este tío:
¿Qué veis? Pechazo. PEZONAZO.

Pues eso: el pecho de este hombre es simplemente PERFECTO. Analicémoslo a color:
Me vuelven loco estos pechos que son como dos grandes placas definidas. Planos, redondeados, con la hendidura en medio.

Me fascinan aún más cuando tiene el vello repartido de esta manera: las hebras de la parte inferior, la curvatura en la parte superior (que define aún más el límite del pectoral). Incluso me parece maravilloso el modo en que el vello de este hombre desborda y cae por entre sus pectorales para lanzarse hacia el ombligo.

El remate ya son esos enormes pezonazos. Hay veces en que si el macho de turno presenta un pectoral así me da la sensación de que podría pasarme horas admirándolo sin hacer nada más. Pero alguien con ese par de pezones me está provocando. Demanda una reacción por mi parte. Son como dos enganches que tiran de mi irresistiblemente.

Por si no lo conocéis, os presento a Marco de Brute. Un inglés de estos que se dedica a desnudarse allí donde va. Según su web, ha participado en 3 películas porno. Aunque su fama y su distribución por blogs de salidos como yo se debe principalmente a ser modelo de Butch Dixon. ¡Por muchos años!

Ahora que le véis la cara claramente entenderéis de dónde viene el "de Brute" de su nombre artístico. Es la ley del gym: hasta el tío más feo puede acabar siendo ídolo de masas.
La foto completa de la ampliación que hice antes. Para que podáis deleitaros además con sus antebrazos, sus manos venosas y esos músculos y pelos que parecen converger obsesivamente en un slip que de repente parece demasiado pequeño.
Aquí vemos cómo tener un pezón desarrollado requiere del mismo entrenamiento que tener un pectoral definidísimo. Por la cara que pone parece que estos ejercicios son más agradecidos...
En cambio podemos ver que a Marco no le cunde lo mismo ejercitar los glúteos. Tiene un culo chuchurrío, sin gracia. Realmente no hace ninguna falta que nos lo enseñe.
¡100% DE BRUTE!

sábado, 4 de septiembre de 2010

Wishlist: piercings

Hasta ahora os he ido contando mis experiencias y mis fetichismos. Cosas que siento, que he vivido o que he probado. Ahora también pretendo contar todo lo que me queda por hacer. Cumplir morbos que tengo y que aún no tuve ocasión de tachar de la lista. O de pasar a la lista de fetiches.

Empezamos con:

Por sí solo un piercing no me dice nada. Por eso no lo considero un fetichismo y, por tanto, nunca he follado con un tío sólo por probar el acero quirúrjico. Pero tampoco me lo he encontrado nunca. Será que mis parejas sexuales han sido menos de las que podáis pensar...

Poco a poco se ha ido despertando el gusanillo dentro de mí. Con el tiempo, el bombardeo de imágenes de pezones anillados y pollas rematadas con un aro ha ido haciendo efecto. Ha pasado como con los tatuajes: de ser algo de raros y pirados se ha ido generalizando. Pero los tatuajes no me motivan. Los piercings cada vez más.

Primero eran detalles. Una anécdota en un hombre que por sí mismo ya me encendía:


Cuerpo hemosísimo, vello cano, cabeza pelada, barba... El arito es totalmente opcional.

Antes de generalizarse, los primeros piercings se los vi a los raritos de la escena gay: sadomasoquistas que se remechaban el cuerpo igual que si fueran las piezas de cuero que vestían. Por eso en mi subconsciente estas cosas han quedado ligadas a los juegos de dominación que tanto me excitan. Al icono de macho ante el que postrarse. 

Si te lo paras a pensar, no hay nada de masculino en colgarte un pendiente. Es más, recuerdo el momento en que los chicos del instituto empezaban a hacerlo como signo de rebeldía. Porque eran los gallitos de la clase, que si no el insulto estaba claro: maricones. Importaba no sólo el tipo de pendiente (aros vs. bolitas) sino que además, puerilmente, si te lo colgabas en la oreja izquierda no pasaba nada. Era la derecha la comprometida.

Ahora hemos trascendido esta tontería y los machos más rotundamente machos pueden ornarse las orejas con piezas de joyería fina como ésta:


De todos modos, yo sigo con el mecanismo mental de asociar el piercing a escenas de sexo húmedo y ruidoso. Al macho alfa. Al tipo de mente retorcida y deseos sexuales aún más intrincados. 

Curiosamente, lo identifico siempre con alguien activo. El morbo que me puede despertar el piercing no lo asocio nunca con alguien sumiso o pasivo. Supongo que los veo como botones que, al activarlos con mi lengua juguetona, obtienen como reacción una penetración furiosa.

La perfección del pectoral de este tío es impecable, tanto en la forma del músculo como en la cantidad, distribución y tonalidad del vello. Derramaría mi sangre gustoso en ese altar. Uy, perdón, de nuevo el plano contrapicado me ha tendido una trampa.

El caso más claro de asociar piercing con activos es el Prince Albert, o PA, o "el de la polla". Primero, claro está, por el hecho de USAR eso que me llama la atención, no ser solamente un espectador. Saber si se siente algo cuando se te mete dentro y se refrota en tu recto. Pero luego, y relacionado con esto, por regla general me desmotivan las pollas flácidas en los tíos que me estoy follando. Cuánto más raro debe quedar un pene dormido, bamboleándose dormido con un aparatoso aro de metal.

Hay casos extremos, como el este chico:


Un rapado como éste ya sabe que tiene tema conmigo seguro. El cabrón además sabe sacar partido de sus músculos por más tonta que le quede la pose. Esta foto me parece super bien hecha por el efecto de luces y sombras que consigue. Todo subrayado por su vello. Pero no hay nada en esa foto que diga ACTIVO. No me pondría de rodillas ante un tío así. Ni espero que me reviente a pollazos. Especialmente si de camino al baño para hacer la foto le he visto un culo tan sumamente apetitoso como éste:

 

Pero volviendo al tema. Lo que me fascina de este tío es esto:


Para cuando llegara a tragarme esa anillaza ya daría lo mismo seguir dilatando: su rabo es casi la mitad que su acero. ¿Cómo sentir eso en acción?

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Fiesta de la espuma

Se acabó agosto y el verano empieza su recta final. Es momento de aprovechar las últimas fiestas de la espuma.

Ya no sé si es semen o espuma de afeitar. Pero el efecto es maravilloso. Un hombretón con ese cráneo perfecto, ese no saber dónde empieza la barbar y termina el pelo de la cabeza y esos pezones excita haga lo que haga. Pero lo que se me aparece por las noches en mis sueños húmedos es ese gesto de la boca. Oh Dios...
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