domingo, 9 de mayo de 2010

Los apartamentos por horas

Al principio frecuentaba mucho los apartamentos por horas. Tenía un amante fijo, casado, y no había muchas más opciones. Luego dejé de usarlos y hace mucho que no piso uno. Confieso que los echo de menos porque tienen ese toque sórdido y cutre que tanto me gusta.


Elegir un apartamento por horas es optar por lo más discreto. Es esconderse. Incluso hay apartamentos modernos que tienen un sistema de puertas y pasillos que hacen que no te puedas cruzar con otras personas que usen otros apartamentos. Esto por sí mismo ya tiene una gran dosis de morbo. Aunque la cosa es mucho más intensa si hay un genuino motivo por el que esconderse: hombres armariados, esposas cornudas, parejas celosas…

Estas situaciones me hacen sentir especial. Tantas molestias y precauciones son para follar conmigo. No se suele hacer a boleo ni por probar. Cuando un tío paga una habitación de estas es porque está seguro de lo que quiere. Y lo que quiere es a mí. O lo que yo hago. Sería muy desagradecido por mi parte no mostrarme sumamente complaciente.


En mi caso siempre vinculo estas situaciones con cierto rol sumiso. Nunca he ido en condiciones de igualdad a un sitio de estos. Nunca he pagado yo, ni siquiera a medias. Siempre lo ha organizado todo el otro: elegido el sitio, reservado, pagado. Yo era la estrella invitada, el chavalín inexperto y complaciente. OK, lo diré con todas las letras: la putita que iba ahí a poner la boca y el culo para placer del patrón.

Por otro lado, los apartamentos tienen ese rollo impersonal y cutre. Las cortinas, la colcha, la tapicería del sofá… suele ser barata y horrorosa. Hay cuadros del todo a cien y elementos que más que decorar, deprimen. He visto algunos incluso con cocina completa. Pero todos, absolutamente todos, eran picaderos inequívocos. Madrigueras hechas para el sexo. No puedo evitar visualizar e imaginar lo que otros hayan hecho en ese mismo lugar.


Otro factor importante y fundamental en estos sitios: el tiempo. Si los llaman “por horas” por algo será. Hay que aprovechar el tiempo: el sexo lo llena TODO. Por eso el momento de cerrar la puerta es tan divertido: has estado actuando como dos tíos que andan juntos, que no se note nada, que no nos vea nadie; pero al cerrar la puerta explotan las ganas reprimidas.

Recuerdo con mucho cariño esa época. Aunque volviera a algún sitio así supongo que las cosas serían diferentes. El estado mental de entonces no sería repetible, después de tantas experiencias y de haber hecho lo mismo en otros sitios mucho más sexuales. Pero en estos apartamentos es donde nació mi desinhibición y mis pocos escrúpulos para el sexo, además de potenciar mi sumisión y ganas de complacer a mi hombre.

2 comentarios:

  1. Que buenos recuerdos me trae cuando yo esra la estrella de lujo con un chico casado y yo con solo 23 añitos,jejeje y es verdad hacer lo mismo ahora ya no seria lo mismo y todo lo que pasado pasado esta a mi me reafirmo cuanto me gustan los hombres..bufff q memorias..

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  2. Es tan bonito que te hagan sentir estrella por un... rato... ;)

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