Estirando del hilo de lo comer pollas, una última reflexión por el momento. La de hoy tiene que ver con la figura del mamado. El que en otras circunstancias sería el activo, por aquello de meter el miembro dentro de alguien, pero que en el especial contexto de las mamadas se convierte en pasivo. Aunque se mantiene la diferencia entre un pasivo-mueble que se deja hacer como un muerto y un pasivo-activo de los que colabora y mejora la experiencia. Por no hablar del pasivo-agresivo, claro.
Decía la semana pasada que una mamada debería ser una historia entre una boca y un pene. Nada más. En ese sentido, la boca gana por goleada en cuanto a recursos se refiere. Está diseñada para hacer justo el trabajo que se plantea. Poco margen de maniobra tiene el falo, excepto dedicarse precisamente a eso: maniobrar. Pero en cuanto el pene empieza a moverse más de la cuenta nos plantamos en la frontera entre la mamada y algo muy diferente: follarse una boca.
Como dije en su momento, una felación es algo mucho más íntimo e intenso que una penetración anal. Tendré una visión retorcida del romanticismo, pero cuando chupo una polla pongo algo de mí en cada lametón, en el modo de colocar mis labios y mi lengua, en el grado en que envuelvo el miembro con las paredes de mi boca. Y es realmente hermoso conocer el sabor del semen de otro hombre. Mi involucración al dejarme penetrar es igualmente intensa y totalmente orgánica, por supuesto, pero sin tanta tontería de por medio.
Por eso, que un tío irrumpa con su rabo en mi boca y me la folle es prácticamente una violación. Negar las caricias de mi lengua y limitarse a usar la húmeda calidez para el placer propio es humillante... y por eso me mata de morbo.
La cosificación del cuerpo es algo que me puede. La verdad es que es bastante común. Todo pasivo ha fantaseado con el hecho de ser empalado como un pollo a l'ast:
En cualquier caso, la que gusta de recorrer sendas limítrofes con las áreas más pervertidas del comportamiento humano es mi mente. En el mundo real no hace falta convertir cualquier pose dominante del felado en una sesión SM.
La mayoría de felados se limita a gestos de ostentación mínimos. El más común es el de ofrecer su miembro al mamón, ya sea verbalmente "toma, chupa" o con gestos explícitos si el otro se demora más de la cuenta en tonterías.
Una vez en faena, mi consejo al activo es que se relaje y goce. La mayoría no puede reprimir las ganas de extender el vínculo creado con el otro y buscan mayor cercanía usando las manos. Me gusta la idea. De hecho voy a repetir foto porque resume lo que es la perfección para mí:
Polla y cojones hermosísimos, contrapicado, lengua que acaricia y mano que conecta pero no gobierna |
De nuevo se plantea el problema de las fronteras. Si bien es normal que el mamado quiera hacer algo con sus manos lo que es completamente inaceptable son esas situaciones en las que la cabeza del mamón queda prisionera de unas zarpas torpes e insensibles. Se arruina todo.
La verdad, como suele ocurrir siempre, se esconde en las estampas más normales y cotidianas.
Mi más sincera felicitación!
ResponderEliminarYa quisiera yo, como activo o pasivo mamador, toparme siempre con los que entienden este sublime placer como lo entiendes tú, y de veras te digo que no es una excusa para "tirarte los tejos".
Un abrazo.
yo me podía pasar horas u horas comiendosela a mi ex y el tan contento. se corria varias veces...
ResponderEliminarcualquier tiempo pasado fue mejor... en cambio cuando me la comía me aburría.
el 35, yo 20.
Bueno, Anónimo, la gracia está en que con ese ex compartiste lo suficiente como para que el próximo lo flipe aún más ;) Hay que mirar el lado positivo hombre!!
ResponderEliminarAh y Albert! De hecho me ha llegado un comentario que super y amplia cualquier entrada mía... Vamos, que creo yo que hay por aquí una legión de buenos amantes! ;)
ResponderEliminarMamar es un arte y no hay nada que lo arruine mas que una mano que empuja la cabeza del mamón.
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