domingo, 20 de diciembre de 2009

Enredando con los osos

Hasta los 19 años follaba con hombres que conocía de las maneras más pintorescas. Sobre todo casados, como he contado ya. No conocía el ambiente ni tenía ideas preconcebidas sobre lo que buscaba.



Un día, en casa de uno de mis amantes de esa época, encontré una revista de esas que reparten en los locales de ambiente. Había un reportaje sobre Bearcelona, un club de osos de la ciudad. De repente descubrí que los peludos de mi zona estaban organizados y fácilmente accesibles. Ni siquiera tenía que lanzarme a la aventura de ir a uno de los locales que frecuentaban: podía usar el canal de IRC o la página web que tenían.



De esto hace más de 10 años y ni Bearcelona era lo que es ahora ni el IRC sirve para lo que servía entonces. Fue una época curiosa: el momento en que empezaban a aparecer las primeras tarifas planas de Internet; las primeras KDD (“quedadas”) de osos; charlar con alguien durante semanas o meses y quedar a ciegas porque no podías escanear una foto…



En el principio todo fue muy bonito: conocí a decenas de gays, por no decir centenares y podía quedar con muchos de ellos para vernos. El sexo estaba omnipresente, pero sobre todo las relaciones eran sociales.



En la actualidad ya sabemos cómo va: hay páginas web donde lo primero que ves es la foto y, tras un poquito de charla para asegurar el tiro, se queda para follar. Luego ya se verá qué sale.



Más o menos este es el mismo camino que ha seguido el movimiento bear:



Este movimiento nació en los años 80 como respuesta al estereotipo de homosexual como hombre preocupado sobre todo por la apariencia, lo que significa cuerpo cultivado, depilado, bien vestido… El hecho de que el aspecto físico sea lo más importante deja en segundo plano la parte más personal y convierte al gay en alguien poco sociable, más bien competitivo.



Los osos son tipos que se preocupan menos de la parte estética y por eso suelen estar fondoncetes, no se preocupan por su vello y se visten con camisas compradas en packs de 3 en grandes almacenes. Son un grupo básicamente social y se caracteriza por su carácter inclusivo: tienen cabida todos aquellos que no tienen cabida en el estereotipo gay.



En mis inicios pude comprobar que esto era realidad. Íbamos de cena 20 ó 30 personas entre las que había tanto osos como chasers. Cada uno con su etiqueta, pero juntos. Si alguien te caía bien no importaba si era joven y delgado o maduro y peludo.



En algún momento esto se empezó a torcer. Creo que por varios motivos:



Los bearbolleros.



En un grupo grande suele haber radicales. Siempre he pensado que hay mucho oso que no ha superado su adolescencia y devuelve el odio que recibió de sus colegas de instituto. Frases como “chaser de mierda” o insultos fuera de lugar como “anoréxico” van desgastando la cohesión de un grupo basado precisamente en la tolerancia.



La indefinición del concepto.



El héroe bear por antonomasia es Jack Radcliffe.





Ciertamente, está muy lejos del canon clásico de estereotipo gay:





Pero, igualmente, hay que estar muy ciego para no reconocer que Jack se mira al espejo tanto o más que sus colegas del grupo Matineé. Si en vez de ir al gym de moda hace pesas en el garaje de su casa es lo de menos.



Mirad por ejemplo con quién liga Jack:





Para los profanos en la materia, un oso es alguien con pelo. Con toda la amplitud del término. De hecho, he encontrado la siguiente foto bajo el epígrafe “bear”:





Para los expertos, las posibilidades se multiplican en un sinfín de etiquetas: oso, cachorro (de oso), chub, lobo, nutria, oso polar, pelícano… Pero al fin y al cabo, con la radicalización de la gente, vamos a parar al mismo punto:





Cada uno de ellos tiene un público totalmente diferente. El 95% de los encuestados preferiría al de la izquierda. Sólo personajes tan salidos como yo se lo montarían con ambos con igual disfrute y predisposición.



El mainstream



Hoy en día hasta las espectadoras de Ana Rosa Quintana saben lo que es un oso. Además, se da la fatalidad de que bearwww es una de las páginas de contactos con menos restricciones para usuarios gratuitos. Todo el mundo que tiene perfil, tiene perfil ahí.



Todo ello hace que hoy en día el movimiento oso haya ido perdiendo fuerza a pesar de que ahora las KDD son eventos internacionales que mueven miles de personas. Las organizaciones como Bearcelona han pasado de montar paellas y excursiones al campo a organizar cruceros.



Nada de esto es malo. De hecho, es bueno. Ahora mismo vuelve a ser más rentable conocer gente en persona, ya sea para follar o para algo más. La época de la cybercita ha dejado paso a la cyberpaja. Ahora no haces nada si no tienes un completísimo perfil con decenas de fotos explícitas.



Sólo hecho de menos la parte de comunicación con gente que no tiene por qué estar en tu entorno directo. Es algo que pretendía recuperar con este blog, pero veo que el ritmo y tipo de comentarios no va en ese sentido tampoco. Los tiempos cambian y nosotros con ellos.

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