sábado, 14 de noviembre de 2009

¿Por qué con maduros?

En mi caso lo de ser homosexual no es algo que me haya tenido que cuestionar en algún momento. Mi historia de autoaceptación es simple y aburrida: ni siquiera me planteé que me pudieran gustar las mujeres.

Del mismo modo, tampoco me puse a intentar entender por qué me gustaban cierto tipo de hombres y por qué otros no. Hay quien tiene en sus compañeros de pupitre sus primeros amores platónicos. Los míos estaban en el lado de los profesores. En ese momento creo que ni siquiera le veía el lado sexual al asunto.

La lectura freudiana vino luego, de adulto. Cuando mis gustos sexuales (lo que me excita, lo que me satisface) pasaron a ser un rasgo de mi identidad, incluso a nivel social, bajo el eufemismo de “tendencia sexual”. Fue entonces cuando todo el mundo (conocidos o no, homosexuales o no) parecía interesado en que le diera explicaciones sobre lo que me pone cachondo.

Es jodido que las dudas me surgieran tras haberme empezado a relacionar con el grupo de personas que mejor me podía comprender. En ese momento empecé a escuchar los primeros reproches: “¿Ese viejo te gusta?”, “Qué asco me dan los gordos”, “Deberías juntarte con gente de tu edad”.

Aprendí entonces que el mundo funciona por estereotipos y creé el mío. Ante la pregunta “¿Por qué maduros?” terminé desarrollando siempre el mismo guión, basado en el cliché:

- porque los prefiero masculinos,
lo cual es muy abstracto;
- porque me gustan con vello, pero es que hay jóvenes que también tienen;
- porque me molan calvos, aunque ahora todo el mundo se afeita la cabeza;
- porque las canas me parecen sexy, y llegando a este punto algo ridículo, mejor explorar otros factores.
- porque los hombres son activos, lo malo es que yo también soy hombre y no sé cómo decírtelo,
- porque los machos son dominantes, pero hay mucho payaso suelto.

Lo peor de todo es que jugando a hacer cuadrar el círculo he perdido muchas oportunidades de tener buenas relaciones con hombres que valían la pena. Uno no puede ir diciendo por ahí que le gustan machos, peludos, rapados y dominantes y luego pretender que los papis cariñosos, lampiños y pasivos te hagan caso. En esta sociedad en la que todos tenemos la foto de nuestro culo en internet, en un perfil estadísticamente medido, los matices y excepciones son complicados.

Pero al revés: he sufrido el acoso y derribo de hombres a los que, siguiendo la lógica, debería haber amado con locura. Veamos por ejemplo un caso aleatorio de maduro peludo y canoso (desconocemos si es activo o dominante):

Al final, después de años de experiencias, no me he dado cuenta de nada que no sepamos todos ya: somos complejos y contradictorios. No me sirven los clichés pero no puedo evitar caer seducido ante ellos; usarlos incluso. Y es que, además, resulta inútil darle vueltas al lado racional a nuestra pulsión más instintiva y animal. Ponedme delante al señor de la foto anterior en una sauna, de madrugada, después de haberme tirado semanas sin follar. Veremos lo que pasa.

Resumiendo, estoy igual que cuando tenía 12 años: no tengo ni idea de por qué me gustan los hombres que me gustan; no me preocupa demasiado llegar a entenderme y lo que importa al final es disfrutar sin manías ni complejos. ¡Pero si puede ser con un maduro peludo y activo mejor! ¡Ay qué lío!

2 comentarios:

  1. ¡Ja, ja, ja! Me siento identificado totalmente con lo que dices, a excepción de la libertad con la que hablas con los que te rodean respecto al perfil de hombre que te gusta. Yo ya estoy harto de que me pongan caras raras y hagan comentarios desafortunados, así que he decidido no volver a hablar en público sobre el tema. Paso.

    También me he preguntado muchas veces sobre por qué pueden llegar a atraerme sexualmente hombres de tan avanzada edad. Tengo varias teorías, pero son muy complejas de explicar, aparte de que no me apetece demasiado sincerarme aquí delante de todos, aunque sea con seudónimo. Soy cortado hasta con careta, fíjate.

    También estoy de acuerdo en que no tenemos porqué ser esclavos de los estereotipos, lo que no entiendo es por qué al romperlos la gente se empeña en acusarte de que no tienes las ideas claras. ¿Y qué?, ¿qué de malo hay en ello! ¡Qué pesados!

    Un beso

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  2. Cuando encontré pareja (mucho mayor que yo) se hizo del todo inevitable hacer públicas mis preferencias. Pero también encontré que la gente es mucho más respetuosa cuando tus "manías" tienen nombre y apellidos. Pensarán lo mismo, pero por lo menos tienen la delicadeza de no decírtelo ;)

    Yo también guardo la careta puesta, no te creas... No sé hasta qué nivel acabará cayendo, supongo que se irá viendo! :D

    Gracias por pasarte!

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