domingo, 15 de enero de 2012

El precio de la fama

Hace un rato estaba yo haciéndome mi pajote dominical ante el blog de un japonés de gustos afines cuando, de repente, surgió ante mi una foto de un oso español. Pero no uno de estos modelos conocidos y adorados por todos, sino un simple caballero que tuvo a bien de abrirse un perfil en la red para, digamos, ampliar su círculo de amistades.



Mira que llevo años en la red y nunca me dejarán de sorprender estas cosas. Yo mismo tengo un blog que propaga sin consentimiento instantáneas íntimas. A veces incluso he hecho entradas con fotografías que los lectores me han autorizado a publicar. (una oda sobre los cojones y a un señor de más de 70 años que me pone muy cerdo). Y en la conversación mantenida para llegar a este acuerdo, por supuesto, la base ha sido que el interpelado me fascinaba de un modo malsano.

Hoy se me ha quedado la paja a medias. Polla en mano se me ha despertado la empatía y me ha dado por pensar qué es lo que deben pensar aquellos a los que he abordado para pedirles fotos y componer relatos eróticos en su honor. Qué es lo que pensaría el osazo de arriba si, navegando por la red, viera su foto colocada entre mayúsculas imágenes de erotismo bear.

He recordado mi experiencia con este en concreto. Muy educado y paciente, respondió mis mensajes de exaltación patética en una web de contactos aun sin ser yo su tipo. Todo un detalle que ni yo mismo tengo en cuenta siempre. Pero se notaba que estaba distante, mecánico, repitiendo una conversación mil veces mantenida. Porque en casos como el suyo SABES que lo tienen que estar inundando a mensajes. Apuntarte en una página de contactos de osos y no gustarte este hombre es bastante improbable.

¿Cómo te debe acabar cambiando eso? Una cosa es ser un hombre atractivo para cierto sector de población. Pero, con Internet, la pura estadística hace que ese sector sea suficiente como tenerte ocupado todo el día. Es como meterte en un Operación Triunfo del sexo. Pero un OT de los primeros, claro. Como dirían en estos casos: "hay que tener los pies en el suelo para que no se te suba a la cabeza".


Sin ir más lejos,es decir, en este mismo blog del japonés que digo, hay tipos con los que he intercambiado mensajes en diferentes ocasiones y han acabado pidiéndome dinero. No sé si fue antes el éxito o el chaperismo. Pero ahí está. 



Claro que, en estos casos, uno siempre tiene la duda de hasta qué punto uno estará hablando con un Bear Malkovich...

De todos modos, me pregunto si al final no será mejor eso que dicen de que "la suerte de la fea, la guapa la desea". Estar tan tremendo en el mundo machogay es el equivalente a ser una rubia exuberante de tetas generosas y caderas de vértigo. De esas que al final se lamentan porque nadie las valora por su interior. Claro que, siguiendo esa misma suerte, por cada 200 moscardones que te acosen puedes encontrar 5 tíos fantásticos.Y ricos.

En fin, el día que vea fotos mías en un blog coreano y me haya beneficiado a la mitad del bearwww, ya os diré lo que se siente. Por el momento, ni una triste orgía a la salud de este blog... ¡Mecachis!



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