Mis profesores
Posiblemente la inocencia de mis primeros años de escuela ha quedado ensuciada por mi perversión adolescente. Es muy poco probable que a los 8 años supiera lo que es el sexo. Por eso no creo que lo que sintiera hacia mis profes de esa época fuera atracción. Pero recuerdo a algunos por encima de otros. Y el recuerdo va indiscutiblemente ligado al físico. Sólo tengo que recuperar la inocente fotografía mental de uno de ellos desde mi presente hipersexual para empezar a fantasear mil y una perversiones.
Colgarte de un profe es bastante inevitable. Primero, por el contexto en sí: es un hombre maduro cuya misión es precisamente educarte, influir en ti, ejercer de ejemplo, inspirarte y hacerte crecer. Como alumno, debes estar receptivo, confiar en él y dejarte guiar. Luego, pasas con él muchísimas horas el día y es inevitable no hacerlo. No hay excusas para escapar. Y hay que buscar motivaciones para repetir día tras día.
Por otro lado, ofrecen todo el abanico de tipos de hombre. Los hay audaces, físicamente poderosos, tirando a jóvenes y con la fascinación de vidas activas. El ejemplo más tópico: el profe de gimnasia.
Con él dan ganas de "hacer sentadillas"
En este grupo entran también actividades extraescolares como el profe de inglés que habla en una lengua exótica y el monitor de campamento de verano con el que incluso llegas a bañarte en la piscina. Lo mejor es que con el tiempo te das cuenta de que posiblemente ese “maduro” tenía 24 años y te hacía de canguro en verano para acabar de pagarse la carrera.
También están los intelectuales. Más maduros y con un repertorio de atractivos más orientados al fetichista: canas, calvas, bigotes, barrigas… Las gafas suelen ser una constante muy sexy. Este es el grupo que curte realmente a un admirador de los maduros. Es fácil caer bajo el hechizo de un profe en chándal y zapas al que ves sudar bajo el sol. Pero excitarte con un antebrazo peludo manchado de tiza es lo que te diferencia de los demás. Sobre todo si el tipo tiene casi 60 años.
Los profesores de los demás
Como digo, tengo una extraña habilidad para acabar follando con profesores. Es algo que surge luego. Unas veces cuando ya está claro por el chat que vamos a quedar para follar. Otras, en la conversación post polvo.
Lo debo llevar dentro. Es algo que me excita a nivel paranormal. De esta coincidencia constante deduje mi tendencia a la subversión y la sumisión. Me atraen los hombres respetables de rasgos intelectuales que están dispuestos a usar su autoridad natural para hacerme llegar a situaciones de morbo total.
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Los mejores: los universitarios, de calle
ResponderEliminarNo te digo que no, pero desarrolla esa idea hombre! ;)
ResponderEliminarcmo le hago para ligarme a uno? esque me gusta mucho y me pone rojo cuando me habla jaja
ResponderEliminarsoy guapo, blanco y aparento ser mas chico de lo que soy
Entiendo que te gusta un profe tuyo que ahora mismo te está dando clase. En ese caso, la clave es crear la ocasión fuera del entorno diario. Nadie en su sano juicio mete la polla donde tiene la olla ;)
ResponderEliminarQué suertudo has sido si te cazaste algún profe. Sin haber probado ese manjar, los mejores los ví en la facultad, porque en ese tiempo aprendí que lo más seductor en la vida es un hombre maduro e inteligente, y usando gafas plusmejor.
ResponderEliminarcon un maestro de educación física así de buenote si me gustaria hacer sentadillas sobre él
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