Por eso me pasé hasta los 20 años poniendo el culo exclusivamente. No me arrepiento, porque lo pasé de putísima madre y disfruté muchísimo. Pero ahora me doy cuenta de que dedicarse a ser pasivo siempre es como comer sólo helados de chocolate. Si no te gustan los demás sabores, vale. Pero por lo menos hay que probar los de limón antes de descartarlos para siempre.
Los jóvenes tendemos a quedarnos en el helado de chocolate por varios motivos. Por supuesto que la escandalosa proporción de pasivos respecto a activos, en general y sin entender de edades, tiene mucho que ver. Pero también lo que he dicho ya en otras entradas: cuando buscas tus primeros machos über masculinos lo más fácil es dejarte llevar por las convenciones sociales y la inexperiencia.
Y un über macho es activo. Siempre. Poner el culo es de afeminados. Esto es válido en todo el amplio espectro de virilidad: desde los tíos que son tan tan hombres que travisten a sus amantes masculinos y llaman al ano “chochito” hasta los tíos normales que simplemente no se ven abriendo el esfínter para dejar paso a lo que tenga que venir.
También está lo que dije en mi anterior entrada: es normal que siendo inexperto se ceda el rol activo a quien sabe manejar la situación. Algo que en el fondo me ha parecido paradójico porque tiene más complicación saber dilatar satisfactoriamente que mantener una erección.
De hecho lo de los hombres dominantes es aún más curioso. Los hay que prefieren renunciar al sexo anal porque es evidente que prefieren el rol pasivo. Pero, metidos en sesiones SM, antes muertos que ser follados. Con lo obvio que resulta usar el pene del sumiso como un instrumento de placer…
Por eso poco a poco mi concepto fue cambiando. Normal, si me enfrenté a situaciones delirantes como tipos que me rechazaban porque su concepto de sexo era únicamente penetrar chicos más bajos que ellos. Si eso no es renunciar al sexo por un complejo que venga Dios y lo vea.
Con 20 años descubrí que me gusta follar. Mucho. He desarrollado un fetichismo extraído claramente de las pelis porno: me encanta mirar cómo mi polla entra y sale del culo de un tío.
Por fin, la vuelta de tuerca: efebo de pubis rasurado sodomizando a un bestiajo peludo. ¿Quién lo iba a decir?
Entre los maduros pasivos he conocido muchos tipos diferentes. No puedo negar que muchos hombres mayores mantienen la mentalidad de siempre y muestran su lado más femenino cuando son follados por un joven potente. Tampoco puedo negar que eso me encanta.
Pero lo mejor, el momento en que llegué a disfrutar del sexo del modo más intenso, fue cuando empecé a conocer a tíos versátiles de verdad. Hombres con los que no hay que preocuparse de tener ésta o ésa actitud porque ahora te toca tragar polla y al minuto siguiente estás clavando la tuya hasta el fondo. Me excita esto en una sesión de sexo: que no haya un guión ya escrito de lo que va a pasar. Jugar, descubrir y que salte la sorpresa.