El omnipresente David Guetta monta una fiesta en el Pachá de Ibiza cuyo nombre siempre me ha hecho mucha gracia: fóllame, que soy famoso.
Yo no soy guapo ni tengo un cuerpazo, por lo que dificilmente podré tirarme nunca a un famoso de los de verdad. Ni siquiera podré tener nunca contacto visual con sus intimidades. Según el caso, ni siquiera de algo tan poco íntimo hoy en día como un pezón. Lo asumo. y me conformo. Además, veo que no estoy solo porque los quioscos se inflaman cada vez que pillan a un famoso en la playa.
Pero siempre me quedará la imaginación...
...y pensar que cierto expresidente de club deportivo se parece cada vez más a cualquier cerdazo que campa por las playas españolas aunque no tenga yate...
...que cierto duque consorte recién llegado saciará sus reprimidos instintos sexuales conmigo (porque no me jodas, hombre, no me jodas)...
...que cierto actor limitado y, por tanto encasillado, de registro único y condenado a hacer papeles secundarios de bruto ignorante decidirá hacerme sesiones privadas de su animalidad e instinto natural...